Amalia
Ilustración: Augusto Metztli Texto: Lola Zavala publicados en Boreal
En el paso cebra quedó su bastón sobre el periódico del día recién comprado. Su dueño ya no volvió a casa. Su mujer enferma, además de la memoria, ha perdido a la única persona que con amor la atendía y que la mantenía conectada, aunque fuera solo por un instante, al mundo y al recuerdo del pasado común.
Ramón, que así se llamaba, tenía 81 años. Todas las mañanas ayudaba a su mujer, Amalia, a vestirse. Le servía el desayuno y la acompañaba al Centro de día. Compraba luego el periódico y acudía a la farmacia.
Fue en el paso cebra, ese de todos los días, en el que un conductor de 18 años no paró para dejarle pasar y casi lo atropella. El octogenario reclamó levantando su bastón. El joven bajó del coche y, tras una acalorada discusión, le pegó un puñetazo. Ramón cayó al suelo. Su cabeza golpeó el pavimento y muy poco tiempo después murió.
Amalia pregunta por él. Sus hijos no saben qué responder. ¿Hay que contarle lo que pasó cuando ella pregunte? ¿Y romperle el corazón en mil pedazos, una y otra vez, en un bucle infinito?
Amalia se ha quedado sola en un mundo en el que ya no hay nadie a quien ella reconozca. Se ha quedado sin el único hilo que la mantenía, aunque fuera sólo a ratos, lejos del terrible abismo de su Alzheimer.
Sucedió en Torrejón de Ardoz, Madrid, el 23 de mayo de 2017.
Texto: Lola Zavala.
Ilustración: Augusto Metztli.