Panchito y Lupita
Panchito y Lupita son mis hijitos mayores, nacieron en 2010 para formar parte de la inmensa ofrenda que se montó en las Cotxeres de Sants dentro del Festival de cine de ficción que se celebra cada año.
Navegando por internet encontré un anuncio de una asociación (mexcat) que pedía ayuda para montar diversos altares de muertos en Barcelona.
De toda la vida en mi casa y en la escuela primaria a la que fui y a la que le debo gran parte de lo que soy ahora (la Escuela Activa) cada noviembre montábamos un altar para recordar a nuestros muertos. Una hermosa tradición mexicana que he continuado cada año, no importando el lugar del mundo en donde yo esté.
Las señales que mandó esa asociación en aquella ocasión fueron música para mis oídos. Sus dos dirigentes habían comprado unos cráneos de unicel (porexpán) característicos de las fiestas de Haloween. Eran dos cráneos de diseño un tanto macabro, elaborado con la idea de provocar terror, con lo que su aspecto dejaba mucho que desear. Así que yo me los llevé a casa y los re-hice primero con pintura y después apliqué flores y pestañas para ella y bigototes para él. Los diseñé y elaboré en papel, acorde con los trabajos de cartonería tradicionales de México, y los convertí en una hermosa pareja de catrines. Así pues, los cráneos decoraron el altar que estuvo dedicado a la Revolución Mexicana y a José Guadalupe Posada, el famoso maestro del grabado en México, autor de la tan conocida figura de la garbancera -posteriormente bautizada por Diego Rivera como La Catrina, entre muchos otros diseños que ahora forman parte del imaginario popular mexicano.
Al finalizar la ofrenda, surgió la idea de convertir a esos cráneos en capgrossos de manera que pudieran salir a la calle acompañando a los capgrossos catalanes tradicionales. Un capgrós es un cabezudo que baila en las fiestas de los barrios de Cataluña junto a enormes gigantes que representan a reyes y a diversos personajes populares de cada barrio y localidad. Quizá algo tienen que ver con ellos las famosas mojigangas de Oaxaca, en México.
La primera salida como cabezudos fue al terminar el carnaval durante el Entierro de la Sardina en el barrio de Sants. Poco después los cráneos fueron felizmente bautizados, como Panchito y Lupita, por la Colla Gegantera también de Sants. Yo la pasé realmente bien recorriendo la ciudad con la cabeza de Lupita. Mis pies terminaron molidos, pero valió la pena.
La comunidad mexicana en Cataluña tuvo así los primeros capgrossos latinoamericanos que bailaron en Barcelona.
Panchito y Lupita tuvieron mucho trabajo, estuvieron en la fiesta mayor del barrio de Gràcia, en las fiestas de Sants y fueron invitados a bailar ese año en la fiesta grande de Barcelona, la Festa de la Mercé en el 2011, aunque debido a la intensa lluvia que cayó no pudieron salir.