Paula

Paulita abrazaba a su muñeca, que no era más que un leño de madera con un vestido de papel y al que llamaba su nene, en 1959 en el pueblito de Sumidero, en Cuba. Así la encontró y fotografió Alberto Korda, que decidió, a partir de entonces, dedicar su trabajo a la revolución.

Se hizo amigo de la familia y volvía de vez en cuando a visitarla.

Paulita estudió y se hizo enfermera. El día de su boda se fotografió con el pedazo de madera vestido.

Tristemente falleció de leucemia en 1979, antes de cumplir 22 años.

Korda siguió volviendo al hogar campesino, la última vez en el 2000, un año antes de su propio fallecimiento.

La familia aún conserva aquel trozo de leña y la foto original de la pequeña Paula, a la que Korda nunca olvidó.

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